
Sudamérica es una de las principales regiones exportadoras de frutas frescas a nivel mundial, con países como Chile, Perú, Argentina, Ecuador y Colombia liderando el comercio de productos perecederos hacia mercados de alta demanda como Estados Unidos, Europa y Asia. Sin embargo, el transporte marítimo de frutas frescas conlleva riesgos que pueden afectar la calidad de la carga y generar importantes pérdidas económicas para exportadores y consignatarios. Conocer estos riesgos, las herramientas legales disponibles y las mejores prácticas logísticas es fundamental para garantizar la rentabilidad de las exportaciones y la competitividad en el mercado global.
Riesgos en el transporte marítimo de frutas frescas
Los exportadores sudamericanos enfrentan diversos desafíos logísticos debido a la dependencia del transporte marítimo para llegar a mercados lejanos. En este proceso, los principales riesgos pueden agruparse en dos categorías:
Eventos fortuitos o de fuerza mayor: Factores como tormentas, desastres naturales y huelgas pueden afectar los tiempos de entrega sin que exista una responsabilidad directa del transportista.
Fallas operativas y humanas: Problemas como variaciones de temperatura, fallos en la atmósfera controlada, manejo inadecuado de la carga y demoras excesivas pueden comprometer la calidad de la fruta y dar derecho a los exportadores a exigir compensaciones por los daños sufridos.
Dado que la mayoría de las exportaciones de frutas frescas desde Sudamérica se realizan en contenedores refrigerados, cualquier alteración en la cadena de frío puede traducirse en pérdidas económicas significativas.
Marco legal y opciones de reclamación para exportadores
Para mitigar estos riesgos y proteger sus intereses, los exportadores sudamericanos cuentan con dos mecanismos principales para exigir compensaciones en caso de daño o pérdida de la carga:
Activación del seguro de carga: En el caso de contar con una póliza de seguro, el exportador puede gestionar el siniestro con su aseguradora y reclamar indemnización por los daños sufridos.
Reclamo contra la naviera o transportista: Si la responsabilidad recae en la empresa de transporte, el exportador puede presentar una reclamación formal. Para que esta tenga éxito, es fundamental demostrar que la carga fue entregada en buenas condiciones en el puerto de origen y que llegó dañada, con pérdidas o con retraso en destino.
Los exportadores deben tener en cuenta que cada país sudamericano tiene regulaciones específicas sobre comercio exterior y transporte de mercancías, pero las normativas internacionales, como las Reglas de Hamburgo o las de La Haya-Visby, establecen principios generales sobre la responsabilidad del transportista y los derechos del exportador.
Estrategias de prevención: control en el preembarque
Para minimizar los riesgos en el transporte de frutas frescas, es clave realizar un control riguroso durante el preembarque. Algunos aspectos fundamentales a considerar incluyen:
Registro documental de la carga: Certificar la fecha de cosecha, consolidación y estado del producto antes del embarque.
Inspección del contenedor reefer: Verificar su estado, la correcta configuración del sistema de refrigeración y la ventilación según los requisitos del producto.
Monitoreo de temperatura: Instalar termógrafos dentro del contenedor para registrar la temperatura durante todo el trayecto y contar con evidencia en caso de reclamaciones.
El cumplimiento de estos procedimientos no solo reduce la probabilidad de daños en la carga, sino que también facilita el respaldo documental en caso de disputa con la compañía transportista.
Cómo proceder ante problemas durante el tránsito
Si durante el trayecto la naviera informa sobre una posible incidencia o si se sospecha que la carga no llegará en condiciones óptimas, el exportador debe actuar de inmediato. En estos casos, se recomienda presentar una protesta formal, que consiste en un documento donde se informa la situación, identificando el número de Conocimiento de Embarque (BL), el número del contenedor afectado y su ubicación exacta para el caso se que quiera realizar una inspección conjunta. Además, se debe indicar los daños y su posible causa.
Este procedimiento es clave para resguardar los derechos del exportador y documentar cualquier irregularidad antes de la entrega de la carga. Sin esta notificación previa, la posibilidad de obtener compensaciones puede verse reducida.
Recepción de la carga en destino: claves para la inspección
Al momento de la recepción de la carga, es esencial realizar una inspección detallada y documentar cualquier anomalía en la calidad de la fruta. Para fortalecer la evidencia, se recomienda que la apertura del contenedor y la evaluación del estado del producto sean supervisadas por un inspector independiente (surveyor), quien podrá:
Emitir un informe técnico certificando la condición de la fruta.
Fotografiar cualquier daño y detallar su posible causa.
Determinar la extensión de las pérdidas y su impacto comercial.
Además, es importante comparar el precio de venta de la fruta en destino con el valor estimado si hubiera llegado en la fecha prevista (ETA). Esta información puede ser clave para demostrar pérdidas económicas causadas por deterioro de la carga o retraso en la entrega.
Conclusión: Protección legal y competitividad exportadora
El transporte marítimo de frutas frescas es un pilar fundamental para la agroexportación en Sudamérica, pero también representa un desafío constante debido a los riesgos logísticos y climáticos. Los exportadores de Chile, Perú, Argentina, Ecuador y otros países deben implementar estrategias sólidas de prevención y documentación para resguardar la calidad de su producto y minimizar pérdidas económicas.
Si bien las herramientas legales permiten reclamar compensaciones ante fallas del transportista, el éxito de estos procesos depende en gran medida de la capacidad del exportador para reunir pruebas documentales que respalden su reclamación.
En un mercado global altamente competitivo, garantizar la calidad del producto en destino no solo protege la inversión del exportador, sino que también es una recompensa para los miles de pequeños y medianos productores que se esfuerzan apra que sus productos lleguen a los distintos mercados.

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